sábado, 17 de septiembre de 2011

Ya casi 18

Ayer estuvimos preparando empanadas. Las mías son las más ricas que yo he probado en todo el mundo. La receta me la dio mi mami, son esas cosas que se heredan de madre a hija. También herede la locura, el amor, la pasión... sobre todo la pasión.

La parte esa de cordura, la que me lleva al pensar, aprender, buscar y equilibrar la herede de mi padre, no completa, solo una parte, lo suficiente como para ser feliz.

Las fiestas no me gustan mucho, no sé cuando comencé a ser media ermitaña, a alejarme de la bulla, a buscar lugares tranquilos, a preferir caminar y conversar que ir a una disco. A veces me gusta conversar por horas, dar vuelta al mundo, reírme mucho y soñar.

El mes de septiembre me recuerda todo eso, el olor a primavera me embriaga, las flores que luchan por sobrevivir a este Santiago de cemento me recuerdan que debo ser fuerte y seguir brillando… el 21 me recuerda a mi papá, el horror que vivimos cuando supimos que tenía cáncer, la sensación de impotencia de no poder hacer nada, lo miserable que somos frente a la naturaleza que nos ataca por la espalda cuando estamos distraídos y nos arrebata a quienes amamos. La soledad de este mes me consume. El mes lindo, el mes de la primavera y de la patria yo lo siento como una espina que me recuerda lo pequeña que soy frente a este mundo y lo sola que he nacido.

Mi papá me conoció cuando yo nací, luego yo lo conocí cuando volví de USA. Sé que siempre fui regalona, su manos fuertes y su sonrisa me acompañaron, consolaron, mimaron y acariciaron siempre, pero cuando volví de casi un año sin verlo fue cuando de verdad nos unimos, cuando se interesó por mí y mi pensamiento, cuando me tomo y me ayudo a crecer.

De mi papi tengo todo, sus ojos pequeños, su nariz roja, su palabra de aliento y su fuerza

La muerte me lo quito un día… espero la misma muerte un día me lo devuelva.

Hoy estoy triste, no desperté así, más bien me puse triste cuando leí tu blog.

1 comentario:

Andrés dijo...

Que dicotomía. Sabes? Caminar sin tiempo y espacio es bueno para recordar que aún estamos vivos, que hay gente que te ama y quiere ser parte de tu felicidad: tu familia, tu esposo y tus hijos.

No sé lo que es perder un padre: ya sabes, no tengo uno realmente. Pero entiendo perfecto ese mar de sensaciones que a veces te inunda. Quizás no sé lo que es. Pero lo entiendo.

Tus palabras y sentimientos hacia tu padre, son preciosos. Y creo que tienes efectivamente mucho de Él.
Y eres feliz, genialmente feliz por ir por la vida, sabiéndolo.
Un gran abrazo,