Me
depile con delicadeza prácticamente todas las partes de mi cuerpo, me
bañe tranquila y relajada, con un jabón aromático, me seque suavemente, me perfume, me puse
una ropa ligera y salí a mi cita.
Cuando nos reunimos, él, casi sin preámbulos,
me pidió que me desnudara y abriera mis piernas, a lo cual yo accedí sin reparo
alguno.
Hoy en
día, solo dos hombres logran que yo siga este rito preparación delicada, casi
sensual sabiendo que me desnudaría y luego me entregaría a sus manos sin objeción
alguna.
Pero
solo uno logra que mi entrega sea absoluta, envuelta en amor, pasión y ternura.
Al otro lo recibo con bochorno y angustia, siempre esperando que su veredicto sea
positivo.
Nunca
me han gustado los ginecólogos, hace algún tiempo que comencé a buscar mujeres,
pero una se fue a Antofagasta y la otra trabaja en un hospital y siempre tiene algún
parto que atender, así que el tiempo de espera en su consulta generalmente es ¡¡¡más
de 2 hora!!! si es que llega, claro. Es
buena, pero es agotador esperar tanto tiempo solo por un control de rutina.
3 años
estuve haciéndome la loca, diciéndome a mí misma, “si lo hagooo… “ como suele
decir el chavo cuando debe ir por algo que no le gusta.
En la
semana del 18 me propuse ir si o si, me metía Internet y pedí hora en un centro médico
cercano. No sabía quién me atendería y estaba aterrada… y bueno… así soy yo, miedosa,
cobarde y pudorosa. Aunque me digo a mi misma que a los 38 y con 2 partos
encima ya no debería sentir tanto bochorno.
Pero
también me ocurre que yo he tenido encuentros desagradables, doctores que critican
e imponen tratamientos que debemos seguir solo por ser mujeres y no por
necesitarlos. Me ha pasado que me he alejado de ellos por el
trato, más que por abrirles las piernas, porque han criticado mis conductas sin
conocerme y sin darme ninguna razón medica valida. Y mis conductas no son tan
erradas, creo yo.
- Di de mamar hasta que mis hijos quisieron (+- 10 meses)
- No tomo ningún tipo de hormonas ni anticonceptivos
Y,
definitivamente, no me gusta cuando las personas critican por criticar.
Es
distinto a dar un consejo, a explicar problemas hormonales y a recetar por
salud, pero cuando es solo una crítica, una persona que no es mujer, nunca ha sentido
la menstruación, sus molestias y dolores, un embarazo ni ha dado de mamar, me
molesta aún más que opinen.
¡con que
cara! …digo
yo...
Me
lleve una agradable sorpresa al conocer a este ginecólogo, fue muy suave, respetuoso, preocupado y acogedor, no me
critico para nada y lo que más me gustó fue
su delicadeza, no solo con las manos, sino con mis preguntas y mis miedos. La
revisión fue reposada, me hizo un papanicolao que apenas sentí.
La
afinidad entre una paciente y un ginecólogo es muy importante, no vas, te desnudas y le abres las piernas a cualquiera, no... por tanto estoy feliz de
haber encontrado a alguien con quien me sentí bien y me gusta, creo que aquí me
quedo...
¿¿¿Y Patricio
que dice??? Solo sonríe ante mi actitud
de niña que habla y habla de cuanto me gusto el ginecólogo.