martes, 30 de septiembre de 2014

Mi padre

No puedo dejar pasar septiembre sin hablar de mi papá.
Hace ya 12 años, el primer día de primavera partió su viaje, dejando huérfanos a toda su familia y amigos.

Hoy quiero recordarlo con alegría, su sabiduría, su buen humor, su sonrisa y sobre todo su amor. Estoy agradecida de que sea mi Padre.

Sin embargo a veces... 

A veces temo olvidar pequeños detalles, como la forma, textura, arrugas de sus manos, su olor.
Olvidar su vos, el tono, sus palabras, su volumen.
Olvidar su espíritu, su corazón, su alma.

A veces creo que todo es un sueño, que cualquier día despierto, aparece, lo abrazo y me quedo así, recostada en su pecho, hundida en su aroma, en su piel, en su calor..´

A veces pienso en todo lo que no le pregunté, todas las palabras que se llevó el viento.

A veces el consuelo del ciclo de la vida no me consuela, que importa eso de que la vida se acaba, de que vivió su momento, de que a todos nos llega la hora.

A veces lo extraño tanto que mi corazón duele y quisiera esconderme del mundo, unirme a la paz del viento, acurrucarme junto a la tierra, la piedra, los árboles y las montañas, callar mi corazón y ver si aparece de nuevo.

A veces no soy valiente, no soy fuerte, no soy inteligente,  solo soy una hija, perdida en el mar del mundo y quisiera que me tome la mano y me guié a mi destino.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Teorema de amor...

Pensaba el otro día que la canción Señora de las 4 Décadas de Ricardo Arjona es un verdadero bodrio, más aun, sabiendo que ya estoy casi por cumplir 40...
Realmente no se qué es lo que Arjona quería expresar con esa canción, de partida, pareciera que describe una vieja con esas frases: “Pero el tiempo no sabe marchitar…” “Y esa grasa abdominal...” Y que es eso de: “Usted no necesita enseñar su figura detrás de un escote, su talento esta en manejar con más cuidado el arte de amar.” Ósea...  ¿el escote es feo…? ¿concéntrate en hacer el amor nada mas…?
Y el coro… “Al hacer el amor siente las mismas cosquillas que sintió hace mucho más de veinte…”
La verdad es que hace 20 era más vergonzosa, temerosa de probar cosas nuevas y de tomar la iniciativa. Hoy en día me siento muchísimo más plena y mejor en la cama que hace 20...
Y bueno, que él diga que tiene 10 años menos que alguien de 40, cuando se le nota en la voz que no es así lo encuentro un poco patético…

No me pasa igual con otras canciones que hacen referencia a mujeres mayores…

“Por favor señora”, de Luis Miguel. Deja realmente mal a esa Flor Artificial de la que habla, pero al menos tiene sentido, porque él era chico cuando la cantaba y esta canción le pegaba bien… si la cantara ahora, creyéndose lolo, sería ridículo, claro, sobretodo porque él se ha convertido en una flor artificial… en fin…

Y que tal “Bella Señora” de Emmanuel… que linda ¿no? Partiendo desde el título… Bella señora… me encanta… “Brilla tanto de noche, encantadora, si y te mueves segura y tu mirada que llena el aire de energía”… Me anima esta canción, me dan ganas de juguetear y hasta de volverme media seductora… ;)

No puedo dejar fuera la canción "Mrs. Robinson" de Simon and Garfunkel... prácticamente se escribió para la película "El Graduado" donde un Dustin Hoffman joven (imagínenselo joven) se enamora de Anne Bancroft. Ella era bellísima, creo que cualquiera se habría enamorado feliz...

Y una que me encanta… mi canción ganadora(aunque no había competencia)… bueno, es que no hay que se le compare a él… ¿no?

“TEOREMA” de MIGUEL BOSÉ… por supuesto… es una canción… perfecta…

  • La letra… habla de amor
  • La edad… era joven, no necesitaba decirlo
  • Narra una historia… se enamora a tal punto de la señora que se desase entero
  • La música… suave, agradable, te hace cerrar los ojos y mover la cabeza
mmmmm… suspiro….




sábado, 20 de septiembre de 2014

Pancitos y empanadas para este 18

Hay una diferencia radical entre hacer los pancitos y las empanas y el pastel, esta diferencia se llama Constanza… a pesar de tener 8 añitos es buenísima para trabajar la masa.

Cuando comenzamos a cocinar juntas para este 18 me sorprendió cuando le conté que haría empanadas para llevar a la casa de mi hermano Fernando, pues apenas le dije que prepararíamos empanadas con la receta de su abuela Doli, se ofreció voluntariamente a ayudar, entonces comenzamos, pelamos las cebollas, las picamos en mi maquinita mágica, luego molí un poco de posta en la 1,2,3,(sí, me gustan las empanadas con la carne molida, no picada) y comencé a preparar el pino…
Mientras tanto yo escuchaba… “mamá, preparo la masa…”, “mamá, me pasas la harina…”, “mamá, cuanta manteca…”, “mamá, que más lleva…”, “mamá, me agregas el agua…”, y luego, por un par de minutos, un silencio de esos que asustan, no me percate inmediatamente porque yo estaba absorta en mi pino, revuelve y revuelve para que no se quemara, agregar la carne, un poco de sal, los aliños, buscando el ají color que no lo encontraba por ningún lado, moliendo un poco de ajo, y cuando ya tenía incorporado todo en la olla y estaba bastante satisfecha con el resultado me percate de que los “mamás” se habían acabado, cuando me di vuelta para ver a mi hija la note muy concentrada, sobando la masa que, para mi sorpresa, estaba lista. Ella es como yo, el arte de  amasar la envuelve y la saca de este mundo. Me sentí muy orgullosa, tan orgullosa como cuando bailó en el jardín y fue la más hermosa, la más graciosa y la mejor de todo su curso… y esto lo digo objetivamente, no como mamá chocha… no, no, no…
Entonces llego mi hermana, vino a cocinar con nosotras, otra buena sorpresa, pues me encanta cocinar acompañada, y bueno, ahí Conincita se fue a ver monitos y nos dejo solas… admito que me dio un poco de nostalgia, amo cocinar con mi hija, pero la Paty se enchufo al tiro, comenzó a estirar la masa y nos salieron en total 20 empanadas… eso fue milagro, porque generalmente de 1 kilo yo saco 15… cuando las saque del horno me percate que la masa estaba muy delgada y algunas se rompieron, pero bueno, estaban sabrosas y lista para llevarlas al carrete de los Quevedos…

Y el pan?
Ah… esta es otra historia… sabía que me quedaría a dormir donde mi hermano y que suelo despertar muy temprano, así que para no aburrirme, lleve harina, manteca y levadura… como a las 7:30hrs. Me levante mientras toda mi familia dormía, me fui a la cocina y comencé, creí que estaría sola preparando todo, así que comencé mi mañana del campo.  Es hermoso tener una ventana en la cocina, mirar por ella y ver pasto verde, perros que juegan y escuchar pájaros mientras amasas… intenté disfrutar el momento, tranquilidad, sin estrés y relajada comencé a juntar todos mis ingredientes y a amasar, amasar y amasar, al menos por 10 minutos, dice la receta de la tía Rosa, que la sigo al pie de la letra y sin saltarme ni un solo paso… sin receta de la tía Rosa, no hay pan.
Entonces, para mi sorpresa, comenzó a despertar la casa y la primera carita que vi, que ilumino mi mañana y cambió mi día fue la de mi Constancita… “Coni”, le dije, “me ayudas a hacer pan”… “Siiii” dijo ella con una sonrisa que le ilumino la cara, y corrió a contarle a su prima Magdalena… y bueno, yo ya sobraba, porque ambas, tanto Magdalena como Constanza, hicieron magia con la masa formando unos pancitos exquisitos, al horno y listo, fue el desayuno perfecto.

Pero eso no fue todo, a no… Al otro día, es decir, el viernes 19, seguimos con las manos en la masa… pues, imagine que los Sotos también iban a querer empanadas y pancitos.

Otra vez, manos a la obra mi querida Constancita, ya más consiente de que mi hija sabía amasar me arriesgue a invitarla a preparar conmigo pancitos y empanadas para su abuela Lali y su tata… y bueno, sus tíos también…
Prepare el pino y mientras este se enfriaba comenzamos con el pan, juntar ingredientes y amansar… hasta ahí fue bastante simple, pues ya tenemos experiencia en juntar ingredientes para hacer una masa, lo que costo fue amasar… Deje libre a Coni para que descansara mientras yo amasaba, pero no, ella quería amasar conmigo, así que le pedimos al Pato que tomara el tiempo, dividimos la masa en 2 y comenzamos… estira la masa, junta la masa… estira la masa, junta la masa… estira, estira, estira,  junta, junta, junta la masa, así por 10 minutos, a pesar de ser un gran trabajo, no es igual que con el pastel de choclos porque sabes exactamente cuando dejar de amasar… después de tanto amasar y amasar mi Coincita comenzó a cansarse, otra vez la libere para que descansara pero dijo que no, que ella quería ser como su mamá, que no se rendiría nunca… comprenderán que a mí la baba se me caía…
Una vez que terminamos de amasar comenzamos a formar los pancitos, corazones y estrellas fueron los pancitos de mi niña… a mi no me dio para tanto y solo hice pancitos redondos…
Los dejamos reposar y comenzamos con las empanadas… y bueno, ya teníamos experiencia del día anterior, así que rápidamente preparamos la masa, la estiramos, formamos los circulitos, rellenamos, el dobles, pintar las empanadas y al horno…. Fácil…. O no?
Al menos es fácil cuando ya has realizado esta maniobra varias veces, sobre todo cuando se trata de cerrar la empanada, porque no siempre queda bien cerrada, muchas veces se sale el pino y queda la escoba, pero bueno, yo puedo jáctateme de que sé cerrar las empanadas y mi hija, quien tiene un verdadero don para la cocina, también.
Sin embargo, la cosa horrorosa para mi es el horno… el mío esta malo, cuesta regularlo por lo que es difícil saber cuánto tiempo debe estar las empanadas cocinándose, así que estuve mucho rato vigilando, abre y cierra el horno para que no se quemarán, pero tampoco quedaran crudas.

Un par de horas después teníamos 15 hermosas empanadas y unos 20 pancitos, claro, no íbamos a llegar al carrete de los Sotos con las manos vacías.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

El pastel… de Choclo, por supuesto...

Empezando el 18 con comida bien chilena, recordé que desde marzo tengo unos choclos congelados y desgranados listos para hacer pastel. Recuerdo que iba a prepáralo y una urgencia me hizo congelarlos y dejarlos ahí, por varios meses en el frigider.

La cosa es que ya era hora de tomar una decisión con respecto a tan gran bolsa de choclos, o los botaba o preparaba el famoso pastel, pues para comerlos en ensalada era muy duro.
Así que comencé a trabajar... después de todo, he preparado millones de pasteles de choclo junto a las mujeres de mi familia y nunca creí que fuera gran cosa. Busque unas recetas en internet, más la receta de mi mamá y además llame a mi cuñada para preguntarle un par de cosas que había olvidado y con toda esta información era imposible el equivocarse.

Al principio fue fácil, casi entretenido, mi princesa Constanza me ayudo a moler el choclo y a sacarle los cuescos a la aceituna, para que nadie perdiera un diente y comencé...
Con una maquinita mágica para picar cebolla pique la cebolla, luego hice el pino en un dos por tres(cualquiera que sabe hacer fideos ala boloñesa, sabe hacer un pino para pastel o empanada), coci unos huevos y unos pollos y listo, en mi mente ya podía saborear el famoso pastel.

Pero no fue hasta que comencé a cocinar el choclo que no me di realmente cuenta en que me estaba metiendo.

Tenía toda la teoría, la olla grande, la llama baja, revolver y revolver... pero en un descuido se me quemo el choclo y por lo que pensé en cambiar de olla y en ese intercambio se me cayó la olla al suelo y grite tan fuerte y con tanta rabia que Patricio creyó que me había quemado y corrió a ayudarme. Ante tal impotencia solo atine a pedirle que saliera de la cocina, que me dejara sola, tal como lo hicieron todas mis ancestras que no dejaron que sus maridos las acompañaran en la tarea de cocinar.

Así que respirando hondo y con mucha paciencia comencé a cambiar el choclo a otra olla grande, limpia y no quemada. Entonces, decidí hacer las cosas un poco más a mi modo y menos a recetas y tips de otros. Inhale hondo, exhalé lento, guarde mucho silencio y tome una actitud concentrada y meditativa para cocinar el choclo molido. Baje el fuego, le eche un poco de sal, un poco de azúcar, leche, albaca y comencé a revolver y revolver, revolver y revolver, revolver y revolver….

(Esta foto la tome con mi nariz, pueden creerlo, es una tontera de selfie muy absurda, si, es selfie, porque quería que saliera mi mano, es mia, soy yo la que esta cocinando, entonces háganse la idea, con la izquierda tomo mi celu, con la derecha revuelvo y revuelvo y, como tomo la foto?mi mano izquierda es media torpe, así que no cuenta, simplemente toque con mi nariz la pantalla y listo, foto de mi...que absurdo y ridículo, no? pues había 3 habitantes más en mi casa, cualquiera de ellos pudo haber tomado esta foto...)

En este silencio autoimpuesto y en todos los revolver y revolver pensé muchísimas cosas, pensé en ancestros... ¿Y  de dónde viene el pastel de choclo?¿Será solo Chileno?¿Porque mejor no comemos cabritas (los indios norteamericanos son bastante inteligentes)?¿Habrán las mujeres Quechua revuelto y revuelto el choclo como yo?... hasta intente imaginarme cocinado el choclo en una fogata y se me ocurrió que no, que no era una buena idea cocinar así... 

Pensé en mis abuelas, en como lo habrían cocinado ellas.
Bueno, no imagino a mi abuela Juana revolviendo una olla como yo, ella amaba demasiado la libertar como para esclavizarse en un plato de comida, pero tal vez esté equivocada, tal vez a ella le quedaba perfecto.
Pensé en mi abuela Mariela, a ella si la vi preparar, comí y disfrute de su pastel, entonces la invoqué:“Abuela, poséeme, entra en mi cuerpo y cocina por mi...” pero no paso nada…
Luego pensé en mi abuelo René, burlándose de mi intento de pastel, de lo duro que me estaba quedando el choclo y de que seguro no comería, vi su risa que le iluminaba la cara y su gesto amable y burlón, porque si, mi abuelo era burlón, pero daban ganas de abrazarlo besarlo cuando sonreía.
Pensé en mi papa, él me animaría y diría que me quedaría rico, que él si comería…. Y comería, aunque medio se le atragantara en su garganta…

Cuando comenzó mi dolor de hombro me acorde del  libro “Afrodita” de Isabel Allende, en sus recetas eróticas, y bueno, qué tan erótico podría ser el pastel de choclo….  pero lo cierto es que no le vi nada de erótico, revolver y revolver sin sentido, aguantando la molestia del hombro y evitando ponerse de mal humor y luchar para intentar que tus malos pensamientos hacia el pastel no lo arruinen… es que si, yo creo a pie juntillas eso de que cuando cocinas triste, la comida queda triste, si cocinas enojada, la comida se arruina y si cocinas feliz, a todos les gusta.

Pero ¿han revuelto y revuelto una masa de choclo molido? Es cansador, agota, y ni siquiera estas tan segura de que se está cocinando, sin tapa, a fuego lento y revolviéndolo a cada rato, es una pasa amarilla pálida que se supone cambia a una masa más oscura cuando esta lista y yo no veía que estaba lista, la probé tantas veces que creo que enfermaré de la guata… 

Además, me estaba quedando tan seca que filo no más, le plante encima un vaso de agua y comenzó a moverse desde el fondo, se hacían burbujas grande y pensé que la masa saltaría de la olla y me atacaría… ¿vieron la película “La Mancha Voraz” de año 1958, una masa rosada que se deslizaba por debajo de las puertas y asesinaba gente?... pues bien, creí, de verdad creí, que la masa de choclo me atacaría…
Recupere mi cordura cuando comencé a pensar en los míos bien míos, a mis hijos ni siqueira les gusta el pastel y a mi esposo tampoco, entonces no comprendí porque me estaba empeñando en hacer algo que ni siquiera sabría si lo disfrutarían. Y yo dale con revolver y revolver intentando olvidar el dolor de hombro y tratando de encontrar cordura en lo que estaba haciendo… pero bueno, no podía rendirme ahora…
Recordé el agüita dónde había cocido el pollo y me alivie de haber atinado a ponerle cebolla, ajo y zanahoria, haría un consomé de pollo, siiiii… era mi plan de contingencia, si todo sale mal, almorzaremos consomé y punto.

De pronto lo vi amarillo más oscuro y al probarlo lo encontré cocido, no lo podía creer, me alegre tanto de que mi autotortura terminara que sonreí, la primera sonrisa desde que comencé a cocer el choclo, pero en eso recordé que varias veces he devuelto los pasteles de choclos de otras personas porque los encuentro crudo, así que seguí revolviendo por unos 10 minutos más.
Lo que siguió fue fácil, colocar el pino, agregar el pollo, aceitunas, ¼ de huevo duro, pasas a gusto y cubrir con la masa, que ahora se veía linda y hasta olía bien, la había dominado, ya no había temor. Cubrir con azúcar, decorar con ají de color y listo, al horno por 20 min.

Me serví una copa de vino blanco para retomar el ánimo, seguí con la faena del almuerzo y mientras preparaba la ensalada a la Chilena y terminaba de poner la mesa pensaba en lo ilusa que había sido al pensar que había hecho antes un pastel, mentira, yo era solo una simple ayudante, pica la cebolla, muele el choclo, revolver un poco la olla… eso no es nada…  así que me jure a mi  misma que nunca más en la vida haría otro pastel.




Promesa que sé de ante mano que jamás cumpliré, porque, vamos ¿a quién no le gusta el pastel de choclos? … después de todo, mi familia me lo encontró rico… o al menos se lo comió todo.. .:p