Un par de años más tarde a la Gloria la mandaron a estudiar la secundaría a Santiago, grandes escuelas decían, volvió ese mismo año, en el frío invierno, el féretro era blanco y hermoso, la meningitis fue más fuerte que ella.
La Gloria se le apareció un día en un sueño, “vente a vivir conmigo”, le dijo, mostrándole una hermosa casa sobre una pradera llena de flores. “No puedo todavía”, dijo mi abuela.
Nunca comprendió mi abuela porqué se le había aparecido, ella apenas llevaba un año de casada y ya había nacido su primera hija, se supone que en esa época ella era muy feliz. Se supone, porque nunca supe en verdad, cómo medía mi abuela su felicidad.
Mi abuela murió de 89 años y yo la imagino en aquella casa llena de flores, riendo y jugando con su mejor amiga.
2 comentarios:
Maravilloso y emocionante cuento.
Felicitaciones
Muchas gracias por leerme.
Publicar un comentario