miércoles, 13 de febrero de 2019

Pelando y picando apio

Cuando era chica veía a mi mamá, mi abuela o la nana picar y picar y picar apio, desde esa época que decidí que nunca iba a picar apio en mi vida.

Resulta que en Chile esta cosa de picar apio es bien compleja, uno lo tiene que pelar, le tiene que sacar todas las hilachas, tiene que partirlo, cortarlo a lo largo, fino, junto pero separado, después remojar y el apio se empieza como encrespar. Queda bien bonito y crujiente, pero es un tremendo trabajo, entonces yo, en mi sabiduría infantil, decidí que ni siquiera me iba a molestar en comprar apio alguna vez porque yo no iba a ser ese tremendo trabajo, además, cuando era niña pensaba que la cocina no era lo mío, prefería dibujar, cantar, pintar y cualquier otra cosa menos estar estorbando en la cocina, es que era tan torpe que era un estorbo.

Pasaron los años y un día, ya la universidad, una compañera me invitó almorzar a su casa y la vi tomar una ramita de apio, lavarla bien y picarla atravesada, como quien dice, en medallones. Se demoró tres segundos en preparar la ensalada, no pelo nada y le quedó bastante rico, entonces se me abrieron los ojos a un mundo nuevo, pues pensé que yo podría copiar esta manera de picar el apio y no estresarme picándolo a lo largo.

Así que en mi vida de casada, cuando ya estaba más reconciliada con la cocina y con ganas de ponerme a innovar con las ensaladas, comencé a picar el apio como lo hacía mi amiga y lo que es bastante rápido, fácil y hasta agradable.

Sin embargo, hace un par de semanas, antes de irme de vacaciones, había comprado una matita de apio, no me la lleve, no me la comí, se quedó en el refrigerador y hoy la encontré, el apio estaba bastante mustio, pero no estaba malo, no estaba podrido para nada, pero había perdido un poco el color y estaba medio seco. Me acordé que el apio es una verdura maravillosa que uno pone a remojar en agua y empieza a hidratarse de una forma increíble, sin embargo cómo estaba medio feito y habían algunas partes un poco amarillentas, se me ocurrió pelarlo la antigua, a pesar de que creí que nunca lo iba a hacer, por eso no hay que escupir al cielo, y empecé a buscar unos vídeos de YouTube a ver si encontraba a alguien que enseñe hacer esto, encontré un par de videos de unas señoras mayores que me recordaron a mi abuela porque no hablaban sólo pelaban y picaban el apio, sin ninguna instrucción, exactamente como mi abuela esperaba que yo cocinara, de solo verla.

Tal como mis recuerdos de niña, lo pelaron prácticamente completo, pero resulta que, pelar un apio por completo, a mí me da sensaciones encontradas primero porque el apio sin pelear es muy sabroso, a mí me gusta mucho, me como hasta las hojas, sobre todo las que están más cerquita del corazón, me encanta el sabor fuerte del apio,  y creo que cuando uno le saca tanta comida el apio queda medio insípido, sin embargo quería pelear algunas partes que estaban amarillentas, así que empecé a pelear como pude una rama de apio, me costó un montón y recordé porque había decidido no pelarlo. Pero reconozco que se ve muy bonito a lo largo y crespito, pero a mí no me quedó muy bonito además, lo hice cuando tenía el almuerzo casi listo lo cual tampoco fue buena idea porque, para que el apio chupe harta agua y quede como crespito, hay que tenerlo harto rato en el agua, si hubiese partido haciendo el apio y hubiese tenido todo el tiempo de remojo mientras cocinaba el resto de la comida habría quedado mejor. Otra cosa fue que al final decidí igual picarlo atravesado porque, como me quedo tan feito, pensé en mis pobres hijos y pensé que no tenían por qué comer algo tan feito y decidí picar por lo menos dos ramitas para ellos.

A mi hermano Santiago le encanta el apio lo más pelado posible, es la antítesis de mí, a mí me gusta con todo su sabor y a él le gusta con nada, pero nada de hilacha, él amaba como su suegra picaba el apio porque ella se lo dejaba justo para su gusto, así que cuando yo lo invitó a comer, le preparo ensalada de lechuga 😅

En varios platos de nuestra comida chilena hay preparaciones que toman mucho esfuerzo lo que me hace pensar que sí... me gusta comer rico... pero ¿es necesario que pasemos tantas horas en la cocina? no lo sé.

Tal vez algún día, cuando yo sea una señora jubilada con nana y sin niños que criar, pueda dedicarme toda una mañana a picar el apio, tal vez  aprenda bien, me quede bonito, crespito y crujiente, pero definitivamente ahora soy un cero a la izquierda.

PD… Tengo que mencionar que me gusta mucho meter la mano al agua del apio remojado, me da una sensación de frescura maravillosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bar, ahora lo compro pelado por las señoras de la feria, porque de verdad que es harto trabajo pelarlo y que a mi me gusta sin hilachas.
Un beso