“Constancita, está linda la mar,
y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar, guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar un cuento…”
Mira abuelo, anoche lo hice, hice dormir a mi princesita estrella contándole el mismo poema de Ruben Darío que me contabas cuando yo era niña. A Margarita, Patricita, Barbarita, Eugenita, Alejandrita, Soledad, María Dolores, Valentinita y Victorita ahora se suma Conctancita…
Mira abuelo, solo anoche me detuve en el último verso, solo anoche supe que guardo de ti algo más que un pensamiento.
A veces me vienen insomnios y desvelos. Son aquellas noches de vigilia en que me gustaría vinieras a mi cama, como lo hacías hace 30 años atrás, y volvieras a contarme un cuento.
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