lunes, 21 de septiembre de 2009

Un nuevo aniversario.

Otro año más.

Hace 7 años que mi papá nos dejo, el 1er día de primavera.

Primavera siempre ha sido mi época, generalmente renazco junto con ella. El sol me energiza, la belleza de las flores me anima, la llegada de abejas, mariposas y aves me hace ver que hasta lo más pequeñito puede ser hermoso. A lo largo de mi vida, en primavera me han pasado cosas hermosas, mi nacimiento, relaciones amorosas, soluciones a problemas, todo pasa cuando ya llega la primavera.
Entonces, ¿qué hacer con el dilema? No me gusta entristecer en primavera, sin embargo, desde hace 7 años que comienzo los 21 con un par de lagrimas y con unas gotas de melancolía en mi alma.

Lo extraño

Todo el tiempo, por cierto, no solo en primavera.

Extraño sus manos, eran de dedos cortos y gorditas, se le secaban con facilidad y no era bueno para echarse crema. No era su estilo. Las usaba para acariciar, abrazar y para su pasión, escribir. Escribía todo el tiempo, todo él era un verso.

Extraño sus ronquidos, de pequeña, cuando despertaba con miedo en la noche, escuchaba sus ronquidos que eran tan fuertes que los podía sentir en el dormitorio continúo, y me daban la certeza de que no estaba sola, de que él me estaba cuidando.

Extraño sus besos, nunca podíamos separarnos sin antes darnos un beso, aunque hiciéramos un taco, cuando me iba a dejar a la universidad, yo no podía salir del auto, sin antes darle un beso.

Extraño absolutamente todos sus consejos.

Extraño sus chistes y bromas, cuando apagaba la luz de mi dormitorio solo para que yo le reclamara.

Extraño sus paso, cuando llegaba del trabajo y yo corría a abrazarlo.

Extraño sus cebiches, su pebre, su pollo a la cerveza y cualquier cosa simple que se le ocurriera.

También extraño todo aquello que no hizo.
Que no jugara con mis hijos, que no fuera a mi casa a tomarse un cafecito, que no me acompañe al supermercado, el vals que no bailamos en mi matrimonio y todas esas veces que he necesitado un abogado.

Tanto que aún lo necesito y cada vez que voy a dar un nuevo paso pienso, que es lo que él me diría, cómo me aconsejaría, que sabias palabras se le ocurrirían.

Te amo papá.