domingo, 29 de septiembre de 2013

Mi cita

Me depile con delicadeza prácticamente todas las partes de mi cuerpo, me bañe tranquila y relajada, con un jabón aromático, me seque suavemente, me perfume, me puse una ropa ligera y salí a mi cita. 

Cuando nos reunimos, él, casi sin preámbulos, me pidió que me desnudara y abriera mis piernas, a lo cual yo accedí sin reparo alguno.

Hoy en día, solo dos hombres logran que yo siga este rito preparación delicada, casi sensual sabiendo que me desnudaría y luego me entregaría a sus manos sin objeción alguna.

Pero solo uno logra que mi entrega sea absoluta, envuelta en amor, pasión y ternura. Al otro lo recibo con bochorno y angustia, siempre esperando que su veredicto sea positivo.

Nunca me han gustado los ginecólogos, hace algún tiempo que comencé a buscar mujeres, pero una se fue a Antofagasta y la otra trabaja en un hospital y siempre tiene algún parto que atender, así que el tiempo de espera en su consulta generalmente es ¡¡¡más de 2 hora!!! si es que llega, claro. Es buena, pero es agotador esperar tanto tiempo solo por un control de rutina.

3 años estuve haciéndome la loca, diciéndome a mí misma, “si lo hagooo… “ como suele decir el chavo cuando debe ir por algo que no le gusta.

En la semana del 18 me propuse ir si o si, me metía Internet y pedí hora en un centro médico cercano. No sabía quién me atendería y estaba aterrada… y bueno… así soy yo, miedosa, cobarde y pudorosa. Aunque me digo a mi misma que a los 38 y con 2 partos encima ya no debería sentir tanto bochorno.
Pero también me ocurre que yo he tenido encuentros desagradables, doctores que critican e imponen tratamientos que debemos seguir solo por ser mujeres y no por necesitarlos. Me ha pasado que me he alejado de ellos por el trato, más que por abrirles las piernas, porque han criticado mis conductas sin conocerme y sin darme ninguna razón medica valida. Y mis conductas no son tan erradas, creo yo. 
  • Di de mamar hasta que mis hijos quisieron (+- 10 meses)
  • No tomo ningún tipo de hormonas ni anticonceptivos

Y, definitivamente, no me gusta cuando las personas critican por criticar.
Es distinto a dar un consejo, a explicar problemas hormonales y a recetar por salud, pero cuando es solo una crítica, una persona que no es mujer, nunca ha sentido la menstruación, sus molestias y dolores, un embarazo ni ha dado de mamar, me molesta aún más que opinen.

¡con que cara! …digo yo...

Me lleve una agradable sorpresa al conocer a este ginecólogo, fue muy  suave, respetuoso, preocupado y acogedor, no me critico para nada y  lo que más me gustó fue su delicadeza, no solo con las manos, sino con mis preguntas y mis miedos. La revisión fue reposada, me hizo un papanicolao que apenas sentí.

La afinidad entre una paciente y un ginecólogo es muy importante, no vas, te desnudas y le abres las piernas a cualquiera, no... por tanto estoy feliz de haber encontrado a alguien con quien me sentí bien y me gusta, creo que aquí me quedo...

¿¿¿Y Patricio que dice???  Solo sonríe ante mi actitud de niña que habla y habla de cuanto me gusto el ginecólogo.