sábado, 24 de mayo de 2008

Se nos murió el hámster.

Nunca me imagine que me encariñaría tato con el animalito. En realidad nunca me imagine que tendría un hámster.

Lo trajo el viejito pascuero en navidad, mi hijito tenía muchas ganas de tener uno y se lo pidió cuando hicimos su cartita. El lo bautizo con el nombre de Jank y desde que se le perdió la primera vez y tuve que buscarlo en 4 patas en el suelo comenzó nuestra extraña relación. Me gustaba tenerlo, pero no era grato cuando mordía o me enterraba sus uñitas.

Era lindo el bichito, le dábamos agüita, semillas, manzanas, zanahoria y se lo comía todo. Caminaba por nuestros bazos, comía de nuestra mano. A Patricio le gustaba mirar monitos con el Jank durmiendo en sus manitos. Claro que a un niño de 4 años no se le puede pedir mucho así que cuando se le olvidaba que estaba en sus brazos se movía por algo el pobre hamstercito despertaba medio atontado.

- Mamá - me decía – Yo quiero al Jank más que a todos en el mundo, más que a ti, más que a mi papá, más que a mi hermanita, más que a todos.

Hace como 10 días se le ocurrió hibernar. Cosa de la que no nos preocupamos porque estos animalitos hibernan… pero después de varios días en que no apareció interneteando descubrimos que no debía hibernar cuando eran animalitos de casa, pues las condiciones no son las mismas cuando lo hacen en su estado natural y se pueden morir de frío, hambre o sed. Y así ocurrió con el Jancito.
Cuando leímos esto rápidamente lo sacamos de su casita y notando que aun estaba vivo lo tratamos de despertar pero no lo hizo. Le hicimos una camita calientita con la esperanza de que despertara, pero al final con mi esposo solo llegamos esperar que muriera tranquilo y abrigadito. A los pocos días murió.

Muy parecida a la sensación que tuve cuando murió mi papá, sabíamos que tenía cáncer, que iba a morir y no pudimos hacer nada, solo esperar a que muriera tranquilo y rodeado de amor.

Patricio lo tomo muy natural, entendió perfecto que si el Jank no comía, se moría. Y, a pesar de que a ratos sigue hablando como si el hámster estuviera vivo, se le ve muy tranquilo. Supongo que hoy será un día difícil, pues lo enterraremos en el patio en la casa de mi hermano, junto con la araña pollito de mi sobrino.

Yo extraño al animalito, debo admitirlo, es primera vez que se me muere una mascota, generalmente se me perdían antes de llegar a este proceso, y es inevitable el sentirme medio culpable por mi ignorancia, cuando comienzo a pensar ¿Porqué no lo desperté antes?

Creo que los niños toman la muerte de forma natural, la van conociendo e imagino que cuando nos toque el turno a los mayores, que espero la naturaleza me permita morir antes que mis hijos, ya estén un poquitito mas preparados.

No se cual será nuestra próxima mascota pero si sé que nos informaremos mucho mas de los cuidados y atenciones que debemos darle.